miércoles, 16 de mayo de 2018

Petirrojo

Algo más de cinco meses pasan.

Debo admitir que me ha gustado estar lejos
de la palabras que antes tanto me acompañaban.
No hacían daño pero venían de él.

Quién iba a decir que saltaría del papel
a la cama
y que me daría cuenta de que todas estas cosas
no son tan relevantes
como abrazar al mediodía.

Ahora estoy por aquí
como hablando
porque entre mirar páginas de datos
y pensar en ti me ha entrado
un ramalazo de nostalgia.

Hace años que no hago muchas cosas
que antes eran importantes
y hace años que no veo a personas
que antes no salían de mi cabeza.
Pero doy gracias porque hace cinco meses
que no pasan diez minutos
sin pensar en la suerte que tengo
de tenerte.

El tiempo pasa y sé que te da miedo
y sé que te da miedo
que se acaben las cosas
pero a veces algunas dejan de ser
para dejar paso a otras
y a veces otras se apartan
para dejar que me asome yo
en un huequito de tu mente
y te pueda decir: ¡Hola!,
¡Te quiero!

Porque sé que te lo he dicho muchas veces
y sé que más te lo voy a decir
y sé que crees que eres pesada
y que te faltan cosas
pero te digo yo que lo único que te falta
en la mayoría de los momentos
es un yo. O eso me haces creer.

Sé que te da miedo que las cosas dejen de ser
pero yo no tengo pensado
seguir ese camino adelante
sin tener tu cuerpo
y tu cabeza muy cerca,
y que sepas que no solo no me voy,
sino que me quedo.

Y quizás con un poco de suerte
podamos ver pasar los años
viendo como se van las cosas
y como se vienen otras nuevas
e irnos poco a poco, aunque duela,
pero irnos juntos.
Y eso está bien, creo.

Te quiero.