¿Crees de verdad que desprecio la sonrisas?
Crees mal, crees sin saber y crees ignorante.
A todo el mundo le gustaría llevar una
sonrisa enarbolada a la batalla.
A todo el mundo le gustaría hablar de
lo bueno y callar lo malo.
A nadie le gusta llorar y hacer llorar,
pero hay que joderse.
Hay que enfadarse y hay que gritar,
hay que dejar espacio al silencio
y llenar las casas con gritos y ruido.
Hay que sentir miedo para ver
el mundo como el peligro que es.
Hay que sentir odio para abandonar
la esperanza y hay que esperar a
que se difumine el humo para juzgar
si las sonrisas de los demás no serán
amenazas, para saber si las lágrimas
no son banderas blancas y si las risas
no acabarán siendo insultos.
No somos animales drogados,
ni mentes vacías caminando al paredón.
No somos dibujos ni somos palabras,
no somos miradas ni somos recuerdos.
Somos personas, y las personas lloran
y gritan y odian y se arrastran por el suelo
como intentando entender dónde están.
Somos personas y no solo sonreímos
y dejamos que pase el tiempo sin
intentar con todas nuestras fuerzas
que se note que existimos.
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