domingo, 30 de abril de 2017

Arsénico medicinal

Ahora  vuelvo. De nuevo.
En una cárcel con ruedas,
rodeado de tiempo que gastar.
Canciones viejas por nuevas,
se repiten en tonos forzados.
Los kilómetros se deslizan en
la ventana como culebras derrotadas.
Quizá quieran decir algo,
las miradas que me lanzan,
como desesperados, los otros.

Hablando de lo que no sabemos,
intentando fingir interés,
en los intereses de las bocas,
que no callan.
Hablando, hablando, afinando
mal y aposta. Mal y sin querer.
Haciendo de la intención olvido,
y del recuerdo que nos pueda quedar,
sueño, y sueño sin compartir.

Ahora es tiempo de silencio.
De palabras calladas, de súplicas
inferidas. Ahora se me hace largo
el espacio entre canciones de la radio.
¿Por qué? ¿Por qué acompaña el
ritmo mi tortura? Los cuchillos
hablan, pero no entiendo las heridas
como gritos, por mucho que la sangre
me traduzca los puntos de sutura.

Aunque hablo poco, y no os vea
ya tan a menudo, no olvido.
No abandono a quienes fuisteis
columnas en mis años de piedra.
Solo quedo, solo siento, para variar.
Para cambiar el aburrimiento por
desesperación. Para dar otra vuelta
a la habitación, esperando una idea
salvaje. Para pedir un mundo brillante
a una mente de piedra domesticada,
y volver al camino de baldosas,
de baldosas desteñidas y partidas.


miércoles, 26 de abril de 2017

Imaginad

Imaginad.
Imaginad a un niño que nació,
sufriendo. Nació rodeado
de un dolor que le acompañó
el resto de su vida.

Imaginad crecer en angustia.
Imaginad llorar, no por
capricho, sino por espinas.
Por clavos que han sido
compañeros desde antes
de la consciencia.

Imaginad al joven que ha vivido
en un dolor interminable.
En un dolor que no se va
y que no llega. Imaginad
al hombre que cree su
sufrimiento compartido.
Imaginad al hombre que cree
su condición común a todos,
y a la que no identifica con sufrir.

Imaginad al niño respondiendo
a la pregunta de: ¿Te duele?
Imaginadle diciendo que no,
mientras perforan sus manos
mil agujas incandescentes.
Imaginad la mente acostumbrada
en un mundo de ignorantes.
Imaginad el alma atrapada,
que se cree libre y comprendida.

Imaginad que el dolor se hace vida.
Recordad que mi mente no es
la vuestra. Olvidad que el
mundo es engaño.
Imaginad que, por una vez,
sí somos protagonistas. Por una vez
sí tenemos razón.
Por una vez somos el niño,
somos el dolor, y sufrimos.
Sufrimos sin entender que quizás,
los demás,
sufren también.


domingo, 23 de abril de 2017

Sin

Entre tanta gente rota,
entre tantos yoes diluidos,
es difícil ver grietas
en los ojos que me miran.

jueves, 20 de abril de 2017

Tanta vida

Llevo tanto tiempo caminando,
que mis pies se han hecho acero
y la sangre que he dejado en el camino
queda como seco aviso
de las elecciones que tomé.
Las palabras que he escrito con sudor
en las paredes de mi acantilado
se borraron hace siglos.
Mis mentiras son aire,
como aire fue mi paso
por la vida y como aire
es mi recuerdo y nuestra ausencia.

Duele, Duele el lecho ardiente
del sendero. Duele el mar drenado
que rodea al aire y duelen los
cuerpos vacíos que me miran
sin consciencia y tan conscientes
de mi culpa. Mis espinos, los
clavos de memoria que han crecido
en mi pasado están atrincherados
en el suelo del futuro y no me dejan
escapar, Escapar de mis temores.
Escapar de mis recuerdos.

Tantos pasos se suceden en mi
roto caminar. Tantas lágrimas
benditas caídas en un suelo infértil,
en un suelo que no perdona por
no conocer el perdón. Y sigo andando.

Sigo arrastrándome, erguido. Paso
tras paso. Día tras día. Llanto abortado
tras llanto, abortado. Luces de noche
y ceguera tras años de oscuridad bajo el sol.
Tantos avances. Tantos retrocesos. Tanto
todo. Tanto que decir, tanto que recordar,
Atrás todo: seco, vacío. Todo libre de mí.
Llevo tantos años caminando, tantos años
sin mirar atrás, que mi cuello grita
y se revuelve de dolor cuando echo una
mirada fugaz a las ruinas que quedan detrás
mío. Tantos restos de lo que he sido.

El sufrimiento, como siempre,
devuelve mi mirada al frente.
Al horizonte, a la tormenta de polvo
de mi futuro, heredera del polvo de mi
pasado. Al sendero estrecho que se desenrolla
en mi sonrisa. En mi alegría. Llevo
mucho tiempo caminando, y no
me arrepiento. Llevo mucho tiempo
viendo tanto. Tanto tiempo. Tanta gente.
Tanta vida.


martes, 18 de abril de 2017

He vuelto a casa

He vuelto a casa.
Cuatro palabras. Cuatro esperanzas
que urden un sueño de muchos.
Cuatro tonos arrítmicos en
mi consciencia. Cuatro.

He vuelto a casa.
Tantos. Tantos esperan pronunciar.
Pero yo no. Yo he vuelto, y vuelvo
al día a día. A la noche enajenada.
A las mañanas en las que me
despierta la obligación y no
la impaciencia por vivir.

He vuelto a casa, y no me gusta.
La rutina me hace daño.
Abrir los ojos con intenciones
previas es veneno para el alma.
He vuelto, y a veces preferiría
haber perdido la mirada
y la esperanza en el ir y venir
de las olas, de la noche.

He vuelto a casa y me pregunto,
si no habré dejado mi hogar
en los acantilados, para venir
a una prisión entre paredes de
algodón de acero. Si no habré
tirado mis temores al regreso
en el seto de espino. Si no habré
hecho de corazón, tripas, para
soportar la bilis que me
llena el cuerpo esta mañana.



sábado, 15 de abril de 2017

Locus



Esta Semana Santa me ha enseñado, o quizás recordado, muchas cosas. Me veo ahora, subido en el terrado en una noche tan larga con nada más que el pensamiento. Me veo sentado, viendo pasar la vida delante de mis ojos como si estuviera en mi lecho de muerte. Quizás lo estoy, y resulta que voy a tardar 70 años en agonizar. Ojalá no.

Ahí arriba, rodeado de oscuridad y de Yo, con mayúscula, se hace y se hizo muy difícil escapar de mí mismo. Hasta ahora no se si he sido feliz. No he sido desgraciado, eso es seguro, pero  la vida no se mide en contrarios. Quizás lo que pasa es que echamos de menos el mundo de los héroes y de los genios. Quizás es que estamos tan acostumbrados a ver protagonistas que no se nos ocurre que el de personaje secundario es el papel más cotizado, y más ofrecido.

De noche, con el mar de fondo constante y repetitivo, con esa farola mal colocada a cien metros y con los ruidos del bar de playa de fondo me queda sólo entregarme al sueño o rendirme a la introspección. Queda claro que soy un insomne convencido. Debo decir que no sé hasta qué punto valgo la pena, hasta que punto importa lo que llegue a ser. No sé hasta qué punto y a parte debo seguir hablando de mí y no sé hasta qué punto de fusión mis sentimientos dejarán de ser cristales vacíos. Sí sé, con toda seguridad, que más allá de la fama, el éxito y el yo externo satisfecho, aquí estoy en paz. 

Con el murmullo del mar de fondo, la playa vacía a las doce de la noche, mi selva en el tejado, y la mente tranquila de estar solo entre pocos, creo que podría ser feliz. No sé si feliz en el sentido estricto de la palabra, pero satisfecho se ser yo y de estar ahí. De estar, simplemente.

A veces me pregunto qué valor tiene una sonrisa forzada. El mismo que una relación forzada o una noche forzada, supongo. No sé qué valor tiene porque no le confiero ninguno. Por eso no sonrío  aquí, aunque soy feliz. Por eso no lloro y por eso no rasgan mi semblante muecas de fuera y para fuera.

Estoy aquí, el agua es amarga pero más amargo es el dulzor de la capital. Las noches son buenas y el mar es la paz de la que se me ha privado. La jungla en el tejado es el sereno santuario que en Madrid no puede existir.
Aquí podría perderme y no buscarme. Aquí podría ser feliz. Aquí podría, ser.

Pero debo irme, debo regresar a mis responsabilidades. Esta vez más cerca de volver. Esta vez con un pedazo del paraíso entre mis manos y con un billete de regreso a mis recuerdos. Esta vez.


jueves, 13 de abril de 2017

Azul

Es noche y es brisa, es sueño.
El mar es un plato, y yo como
de él, como han hecho tantos
antes de mí. Resuena.
Resuena su luz invisible en la
oscuridad, resuena su lamento
y su quejido interminable.

Llama a la luna, y responde.
Llama a los cielos y se unen en
un mar celestial inacabado.
Me llama a mí y no sé responder
en su inmensidad. En su diminutez.
Hoy es suave, es tranquilo.
ayer fue fuego y furia helada.
La noche le cubre, su capa es
mi mente y mi mente se diluye
entre sus olas. Entre sus fauces
de amor imposible y necesario.

Le llamo y me llama. Pero.
No hablamos el mismo idioma.
Yo grito números y palabras,
Estructuras lógicas que tan bien
conozco, que tan mal desconozco.
Me responde en su vacío completo
con un viento que es más caricia
que dolor, me responde con un ciclo
de pesares y de espumas que no olvido,
que no entiendo. Me responde con
su esencia y yo le miro fijamente
sin saber si su respuesta es mi pregunta.



lunes, 10 de abril de 2017

Agua dulce

Hoy he visto a un hombre 
intentando vaciar el mundo de algas.
Caña a caña, pez a pez,
repitiendo sus errores
como un salmo y haciéndolos
tan ciertos como la ignorancia
de su arte que enarbolo en mis palabras.

Hoy he visto el sol ponerse 
en la montaña, como temiendo
que le viera demasiado. Poco.
He visto el mar por primera
vez en tanto. Por primera vez
en el tiempo que cuenta.
El sol y el mar tan juntos.
tan separados, tan grandes y
tan pequeños ante mis ojos.

Hoy he visto y he sentido
la nana interminable del océano,
que traga a sus hermanos de
sal y de sangre. Huele a nuevo
y siente a viejo su lamento 
inhumano y cercano a la vez.
Llueve, en horizontal, acercándose
poco a poco a mi yo, a mi roca.
La marea traga y no devuelve,
mis palabras se ahogan en su
proximidad y sé que debo huir, 
porque de vivir aquí y de permanecer
en la serenidad de su recuerdo y su
presencia me perdería, me perdería
feliz de desaparecer entre sus olas.


sábado, 8 de abril de 2017

Mil hermanos

Negro, todo es negro, y no
por culpa de mi vista, de mi rostro.
Vuestro día ha muerto al fin,
asesinado por los de su estirpe,
por sus amigos. Todo es negro 
porque ya no puede ser de otra forma.
Llora sangre oscura el agujero
entre las nubes. Sabe que 
un sacrificio tal no es válido
si el dolor no reclama pieza
en la victoria embadurnada.

Cambiando de tema. Ahora
que habéis cambiado el mundo,
¿os gusta lo que veis?¿Extraéis
satisfacción del sufrimiento de
vuestros opresores?¿De los que,
ahora cadáveres no son 
más que niños? Matasteis por 
no ver que la putrefacción era
vuestra, nos odiasteis por sentir
algo, aunque ese algo fuera
rabia y fuera gangrena del alma.

Ahora, habéis ganado nuestra tierra.
Vuestra tierra endeudada de
muerte y sedienta de la vida que
ya no tiene. Ahí tenéis vuestra
victoria en la guerra entre hermanos,
ahí tenéis la recompensa del
fanático. Disfrutadla. En el olvido 
del cadáver no habrá risa que
perdone en humor vuestra elección.

Entre tantos millones de caídos
ante dioses que son más nuestros
que suyos. Entre los cuerpos ardientes,
vacíos de los que se fueron antes
de llegar. Entre los hijos de la carne, 
los padres de la alegría. Entre la espada
y la mentira me decidí a morir.
Entre mi mente y vuestra bilis acabé
cayendo atravesado. 
Y no me arrepiento.


miércoles, 5 de abril de 2017

¿Qué buscas?

Cinco fallos me vieron nacer
No puedo enumerarlos
Porque no acabaría a tiempo
De ver la obra de teatro
De la noche, del sueño
Cinco errores en mi interior
No los conozco
Quizá sean más de cinco
Pero poco importa, poco significa
Que existan o no existan
Las sombras de mi persona
De mi interior, del caos biológico
Que se hace pasar por reloj
Tic, tac  Tic, tac
No se lo cree nadie
En momentos como este
No hay reloj, no hay orden
Sólo palabras entrelazadas
Intentando llegar a un significado
Que ni siquiera saben si existe
Inconexas, desesperadas
¿No ven que son puro relleno?
Es para hacer tiempo,
Ya vendrá algo mejor
Anda, vete a tomar un café
No te quedes mirando los anuncios
¿Ves lo que te decía?
Ahí sigue el lector, enamorado de la publicidad
Ahí sigues tú, buscando algo que no hay




lunes, 3 de abril de 2017

Anansi no nos recuerda

Aquí estoy, me temo. Y aunque
llevo varios siglos abriendo puertas
a mis demonios y encerrando
mis chillidos en la sala de pensar,
sigo estando y, en fin, sigo temiendo.

Se me hizo el día sin avisar y
no me quedó más opción que 
perder la vista para no sacrificar
en vano el último rayo de sol.
Para no partir las baldosas con
la carga de los ojos y el dolor
que ha hecho presa de mi ventana.

Obligaciones me rodean como
buitres y sé perfectamente que 
de carroñeros llevo viviendo
años de tripa y de carne; y que
de carroñeros voy a vivir hasta
mi muerte. Lo sé perfectamente
y lloro sangre por no gastar
impunemente lágrimas en 
algo tan profano como el mundo.

De nuevo de me parte el
pensamiento en esquirlas de
intentos fallidos y en restos
inconclusos  de esos monstruos
que han robado mi refugio
y han vendido al hombre nuevo
los fragmentos ahora muertos 
de mi mente.

domingo, 2 de abril de 2017

La química del carbono

Hoy siento, creo. Aunque se pierda
en la niebla y en la luz del sol
mi lucha y mi palabra, me niego.
Me niego, simplemente, a dejar
que caiga mi sudor en el mar
de lágrimas ajenas que me rodea.
Me niego a que mis horas muertas
se desvanezcan en las almas vacías
que me ahogan. Si el estudio me
hizo sabio, y la voz me hizo persona,
el hombre mudo y ciego de la
esquina de la vida no tiene nada
que envidiar de sus mejores, sus peores.

Y sigo, y seguimos ladrando como
perros de pensamiento a la química
del carbono por hacernos y a la 
química del odio por terminarnos
tan a medias, tan enteros y mal hechos.
Y seguimos, y sigo implorando con
la navaja en la mano al sueño
americano que se eche a un lado
y nos deje vivir sin esperar, vivir
sin existir para los otros. Y siguen,
y sigo cerrando los ojos para ver
con claridad nuestro viaje y nuestra
caída de los cielos despejados.

Aunque creo que ya he dicho 
veces más que suficientes que el
deseo es aburrido si no hay nadie
que desee lo contrario. Aunque
tengo la garganta seca de tanto
pedir desiertos y recibir junglas
de palabras que tragan todo y dicen 
nada. Aunque ya he rezado suficiente
al nuevo dios de laboratorio y aunque
ya he escuchado vuestros gritos de 
alegría ante la muerte del pasado,
no me olvido y no perdono 
que viváis en alabanza el abandono
de la mente y la persona 
y que sacrifiquéis lo que he soñado 
ante los ojos legañosos de los reyes de Sodoma.




sábado, 1 de abril de 2017

Qué querría

Voy a labrar en oro y plata
tus aciertos, y escribiré en
limón y sueños míos tus fracasos,
para que lo único que los vea
sea el fuego al devorarlos.

Voy a hacer un castillo con
mis silencios, donde vivas
protegida de mí y de mis
esquirlas. Donde cierres
los ojos y no pienses en nada
que no sea tu felicidad.

Voy a lanzar indirectas como
si fueran oportunidades,
esperando no hacerte daño en
el intento. Voy a romper la rueda
que nos dice que seamos
lo que somos. Voy a ser la
diferencia entre nunca y quizás.

Voy a tragar esperanza como quien
bebe alcohol de noche. Como
quien espera desesperarse en la
negrura y la botella. Voy a mirarte
a la cara para decir que nada es
nada. Voy a retroceder, asustado,
ante la garras de la vida que se
clavan como años en el dorso
de mis manos.

Voy a dejar escapar una lágrima
enjaulada para dispararle por la
espalda. Voy a culparte de mis
sentimientos y voy a sentir que
soy injusto al cobrar tus miradas
en corazones rotos. Voy a caer
al suelo oscuro y voy a lanzar al
rostro del destino mis zapatos.
Voy a lanzar mi rabia al viento
por haberme hecho esclavo de mi
mente, y para caminar, yo solo,
sin barrera entre mi cuerpo
y lo que quiero.