jueves, 16 de marzo de 2017

Tempus

Me siento atravesado de nuevo
por la afilada lanza del tiempo,
que hunde con un golpe tan certero
la manecilla del reloj
en mi glándula pineal

Agonizo en el suelo,
en un charco de segundos.
Y siento como escapan poco a poco
las horas que me habían sido dadas,
los años que esperaba con paciencia

Miro a ayer, y no veo
más que un hoy venido a menos.
Mañana pecará de similar
al mes pasado, o al que viene
y no recibirá mi absolución.

Y pasan los días, y veo más
y sé más, y pienso más.
Todo aumenta, no lo niego
pero de forma tan constante,
que entre día y día no hay diferencia

Agradezco lo que se me ha dado,
pero el hombre es ambicioso,
y la ambición embebida en ciclo
degenera en paranoia.
El degenerado acabaré siendo yo.

Mi mente se cae a pedazos,
pues no goza de mantenimiento.
Y, alzo los ojos al cielo
en busca de un último
regalo del cielo añil

No me agrada lo que veo:
en el horizonte se aleja
una bandada de aves
que, a mi vista de cínico,

se asemejan a minutos.


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