es un espejismo
una mentira
porque te puedo tener tan cerca que casi alcanzo
a verme a mí mismo
reflejado, mientras danzo
en ese lago en medianoche
donde nado y que me mira.
Yo ya he visto esa promesa en tus pupilas
y la veo efectuada en el abismo
de esos labios que hacen eco del derroche
de palabras malgastadas en la cama,
de susurros tras la luz de la farola
y del lienzo de azabache que perfilas.
Necesito un viento viejo que renueve
mis recuerdos más bonitos, y ella sola
me los deja todos blancos bajo nieve
y me dice suavemente, que me ama.