domingo, 19 de noviembre de 2017

La huella

El cambio es bueno,
eso lo sé.
Pero a veces tarda
demasiado en llegar,
a veces solo queda esperar
al día en que tu móvil
no reconozca
tu huella
dactilar.

viernes, 10 de noviembre de 2017

La soledad mata

La soledad mata.
Si no por fuera, por dentro.
Si no con rayos y fuego,
con lágrimas y olvido.
La soledad mata,
y no debemos, ni podemos,
olvidarlo.
Se puede estar solo rodeado
de gente, se puede estar solo
y riendo. Se puede estar solo
y hablando de cosas de gente feliz.

La soledad mata,
y hay gente
que mata más rápido ignorando
a los solos.

La soledad mata,
y hay gente
que está demasiado sola
para aceptar
que está muriendo.

jueves, 26 de octubre de 2017

Con fuego

Espero poder recordar algún día lo que me dijiste en esos pocos instantes, espero que alrededor del reguero de ceniza que he ido dejando detrás mío quede algo que valga mínimamente la pena. Algo que no sea negro por el fuego y hueco por mis palabras. Espero que los consejos que arrojaste sobre mi cuerpo inmóvil sobrevivan a las llamas de mi autocondena, y que la lluvia esa que se escapa en estos meses y parece que no vuelve; pues eso, vuelva y consiga hacer barro de mis errores. Espero que limpie el aire y que vacíe mi mente de sentimientos tan insípidos como estos. Espero que el invierno enfríe mis lágrimas para que dejen de dejar surcos de ampollas en mis brazos.

En momentos como este, forzándome a mis mismo a hacer algo más que sonreír, bebiendo de la droga que son las sensaciones y susurrándome a mi mismo que nada va a salir bien, no sé por qué pero se me mete en la cabeza que la luz al final del túnel puede no ser más que un niño aburrido jugando con la linterna que su padre cometió el error de dejar encima de la mesa ese maldito día.
En momentos como este me doy cuenta de que estoy cansado de ser yo y de que me quedan aún bastantes años de aguantarme. Pero todo se aprende, y eso también. Espero.

Es cierto que en palabras todo se hace más difícil, y en palabras a medias, en palabras rotas, comprometidas y falsas, más todavía. Pero bueno. El lenguaje es el lenguaje y hay que vivir con, o de, el. Creo que ya lo he dicho, pero en momentos como este no vale la pena quedarse quieto y reflexionar sobre el error que es quedarse quieto. Me gustaría andar pero tengo los pies atados y no llego a las cuerdas. Con fuego todo se quema, todo se acaba, pero creo que ya lo he sufrido las veces suficientes para saber que, con fuego, nada se arregla.

domingo, 22 de octubre de 2017

Hoy

Hoy no estoy bien,
ni estoy contento,
ni satisfecho con el tiempo
entre el alba
y el ocaso.

Hoy no estoy bien,
pero supongo
que me tendré
que ir acostumbrando
a ser adulto.

viernes, 13 de octubre de 2017

El camino

Y aunque estoy dispuesto
a beber de lo antiguo,
espero no acabar
ahogado en ello.

Aunque haya ríos
de frases bonitas
que me llamen,
y aunque la risa
de los árboles caídos
en desgracia
se confunda
con el seco sollozar
de mi familia,
espero seguir hacia
donde me dijiste
que debía, sin mirar
atrás y sin mirar
a delante.
Dejando que sea
la garganta la que
camine sobre los
anillos partidos
de la tráquea,
relegando lo demás
a la triste e inútil
función de recordar
llorando.

No paro, porque sé
perfectamente que pararse
es dejar reflexionar
al yo pasado,
y eso no va a pasar.
He dado los suficientes
pasos para saber que
la mayoría de las fuentes
del camino no dan agua,
y las que la dan,
piden tanto a cambio,
que más vale seguir
deshidratado, y esperar
que el lugar donde acabes
por caer muerto
sea más bonito que
el que cometiste
el error de abandonar.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Las cosas bonitas

Voy a hablar,
pero poco.
Como susurrando entre
las hojas caídas del laurel
seco que me acompañó
tantos veranos.

Y espero, sinceramente,
que las lágrimas de tus ojos
sean más fáciles de leer
ahora.
Espero, quizás inocentemente,
que las palabras negras
que llevo tanto tiempo
arrastrando hayan dejado una estela
que puedas comprender.

Aunque miro atrás y
me veo exactamente donde estoy,
creo que he avanzado.
Si no hacia delante,
hacia arriba.
Lo que no he ganado en cercanía,
creo,
he obtenido en perspectiva.

Quizás debiera desperdirme
de una vez, pero
las despedidas son complicadas,
y acabar las cosas bonitas,




















también.

domingo, 8 de octubre de 2017

No somos sonrisas

¿Crees de verdad que no me gusta estar contento?
¿Crees de verdad que desprecio la sonrisas?
Crees mal, crees sin saber y crees ignorante.
A todo el mundo le gustaría llevar una 
sonrisa enarbolada a la batalla.
A todo el mundo le gustaría hablar de 
lo bueno y callar lo malo.
A nadie le gusta llorar y hacer llorar, 
pero hay que joderse.

Hay que enfadarse y hay que gritar,
hay que dejar espacio al silencio
y llenar las casas con gritos y ruido.
Hay que sentir miedo para ver
el mundo como el peligro que es.
Hay que sentir odio para abandonar
la esperanza y hay que esperar a 
que se difumine el humo para juzgar
si las sonrisas de los demás no serán
amenazas,  para saber si las lágrimas
no son banderas blancas y si las risas
no acabarán siendo insultos.

No somos animales drogados,
ni mentes vacías caminando al paredón.
No somos dibujos ni somos palabras,
no somos miradas ni somos recuerdos.
Somos personas, y las personas lloran
y gritan y odian y se arrastran por el suelo
como intentando entender dónde están.
Somos personas y no solo sonreímos
y dejamos que pase el tiempo sin
intentar con todas nuestras fuerzas
que se note que existimos.

domingo, 1 de octubre de 2017

El atlas de las nubes

Siento, aunque a veces sea
difícil admitirlo.
Hay notas tan dulces
y tan afiladas que asoman
brevemente en los resquicios
de lo que creo comprender.
Hay cargas graves que
perforan sin piedad alguna
mis intentos de no llorar.
El fluido de la música
escapa por altavoces que
son más puerta que
instrumento.

Cierro los ojos y creo
percibir en la lejanía
un grito que pugna
por llegar a mí.
Pero no atiendo,
estoy bailando en mi mente.
Avanzo, retrocedo,
a veces tropiezo y caigo,
a veces veo reflejado
en mis pupilas un mundo
tan bonito que queda
fuera de mi alcance.

Y siguen dando vueltas
a mi alrededor las notas
que me hacen persona,
los sentimientos embotellados
que fluyen sin prejuicios
entre las grietas de las
murallas antiguas de
nuestros corazones.
Las palabras no sirven,
las palabras no llenan
como lo hace la cabalgata
de humanidad que me
atraviesa y me completa.

Me gustaría creer
que la felicidad no está escondida,
y así es.
Aquí, al alcance de mi mano,
rozando la tierra que
tengo en mis manos,
bañando el agua
en la que estoy tendido,
llorando un mar de lágrimas
sin sal ni azúcar.
Tan cerca, como llamándome,
como gritando mi nombre
en cabeceos tan perfectamente
ordenados.

Tantos sueños amontonados
en minutos de vidas entregadas
a entregar, a los demás,
un poco de su alegría.
Rodeado de paredes blancas,
con la vista fija en la oscuridad
del blanco inmaculado, sueño.
Las puertas doradas de san Pedro
han estado siempre abiertas,
en frente nuestro.
Los mundos que creíamos
más allá no podían estar más cerca.
La lengua del pentagrama nos llama,
y no podemos hacer otra cosa que responder.
La lengua de Dios nos grita,
y no nos queda más que abrir
y cerrar los ojos muy fuerte,
esperando ver en los labios
del universo una canción
que llevamos toda la vida escuchando.


jueves, 28 de septiembre de 2017

Hoy, mañana, ayer.

No me oirás cantar
de medias tintas,
de rotas tapas.
De revoluciones asqueadas
o de lágrimas contenidas.
De mundos olvidados
y niños partidos en dos.
De sonrisas perforadas
o de amores en reposo.
De mentes brillantes
y conocimientos sucios.
De asfaltos agrietados
o campos de trigo ardiendo.
De emociones fuertes
y esperanzas más débiles aún.

No me oirás, porque no escuchas.
Desafino porque aprender es más
difícil que fingir conocimiento.
Antes disfrutaba recorriendo la
jungla de asfalto con un bolígrafo
en una mano y palabras en la otra.
Pero ahora es sólo descampado lo
que antes era bosque de hormigón.
Ahora es aire puro lo que era diversión
y la acera se me hace entera igual.
Quizá llevo demasiado tiempo cultivando
indiferencia en las grietas que veía
en las fachadas de los demás.

Y si ya he sido víctima, y ejecutor
de vanidades.
Y si ya he muerto y asesinado
incapaz de mirar atrás
para ver un cadáver en el espejo.
Y si ya he arrojado piedras
y he recibido pedradas sólo
por atreverme a insultarme a
mí mismo.
Y si ya he atravesado océanos de
mentiras, y si ya me he ahogado
en verdades demasiado densas
para atreverme a respirar su contenido.
Y si ya he mirado con odio a la vida,
y si ya me he visto despreciado
por errores que no recuerdo
y aciertos que no soporto.
Y si ya he sido yo,
y si ya me he visto desde fuera.
Y si ya me he rendido,
y si aún no he empezado a intentar
avanzar.
Y si ya he cortado al árbol de mis padres
para ver cuántos anillos había atravesados
en sus dedos.
Y si ya he visto arder sus manos,
lanzando chispas de traición y tristeza,
mirándome con pena creyendo que con
un muro olvidaría.
Y si ya he partido los huesos de todos
los que me querían, y si ya he fallado
al intentar arreglar los pocos que no huyeron.
Y si ya lo he intentado,
y si ya he fracasado,
y si ya he visto arder el mundo,
y si no tengo ni las ganas,
ni la obligación,
de repararlo,
no me queda más camino,
no me queda más opción
que despedirme.



martes, 19 de septiembre de 2017

Robado o perdido

Aquí estamos. ¿Qué queréis?
Aquí estamos, esperando
al mundo nuevo que libremente
prometisteis y que, libremente,
habéis robado.

Aquí estamos. Confiábamos.
Aquí estamos juntando plata
y sudor para fundir el metal
en un abrazo y los cuerpos
en esculturas oxidadas.

Aquí estamos. Conteniendo 
nuestra ira en pequeños
trozos a los que llamamos,
ignorantes, esperanza.

Aquí estamos. Gargantas rajadas.
Llamando con grito esclavo
al Cuba Libre. Intentando
pegar con pegamento seco
vuestras promesas.

Aquí estamos. Abandonados.
Aquí estamos solos en un mundo
que nos prometió el cielo
y que ahora espera nos 
contentemos con no 
acabar en el infierno.

Aquí estamos. Balbuceando.
Labios partidos unidos
en besos de arena.
Lenguas que no entendemos
y compartimos, entrelazadas.

Aquí estamos. ¿A qué esperas?
La juventud rebelde ha hecho
de su rebeldía identidad.
La juventud embargada ha 
olvidado los conceptos
que usabais como amenazas.

Aquí estamos. ¿A qué esperas?
La juventud olvidada llama
a vuestra puerta, vestida
de recordatorio y de armadura
y de venganza.
La juventud desnuda llora alegre
de no llevar puestas las
prendas de vuestra venganza.

Aquí estamos. Aquí sentimos.
Aquí gritamos. Aquí llamamos
a quien nos quiera oír.
Los perdidos, los que quedaron
a medio trecho, los que no
llegaron a empezar, los que 
acabamos bien, pero no lo 
suficiente. Aquí estamos.

Aquí estamos y aquí decimos.
¿En qué parte del camino
dejamos de ser tan buenos
como vosotros?

viernes, 15 de septiembre de 2017

El miedo a ser uno de ellos

Y aquí quedo, tumbado.
Sin culpa ni gracia.
Sin tiempo ni ganas.
Sin aspirar a más
y esperando que el sonido
de mi respiración
pueda vencer al sueño
que me persigue.

Me acompaña una batería
fuera de tempo, una de
soldados que carga contra
un enemigo ciego e ignorante,
y otra que intenta hacer
avanzar un motor que lleva
demasiado tiempo roto.
Todas, todas están cubiertas
de óxido, de olvido cobrizo,
de palmadas en la espalda
que quedaron en tan poco.

Sé que debería sonreír por
todo lo que tengo pero
no puedo.
Sé que debería fustigarme por
las sonrisas y culparme por
las lágrimas.
Sé que lo que me habéis dado
es un regalo envenenado,
y aún así lo acepto agradecido.

Pero aquí sigo, sin moverme.
Atenazado por el miedo
o con temor a que el miedo
me asalte por sorpresa.
Hoy el cielo está parcheado de
añil y blanco.
De vez en cuando, entre las nubes
se ve el tenue resplandor de
una estrella que pugna por
hacerse notar, que ve su intento
destruido por criaturas suaves
e inofensivas.

Quizás no debería alzar tantos
muros a mi alrededor,
quizás no debería sentir para
adentro.
Quizás no debería pensar para
fuera.
Quizás debería abrir mis puertas
y que entrara quien quisiese.
Pero el miedo acecha, el miedo
a no ser yo, el miedo a perderme
en la marabunta humana, el miedo
a ser uno de ellos, el miedo a ser
uno de nosotros.

Quizás no debería alzar tantos
muros.
¿Pero cómo me protegería de
los cañones, los fusiles y las personas,
si no?




miércoles, 6 de septiembre de 2017

Gracias, noche

Siento el susurro de los grillos
que transpira la constante
melodía del silencio.
Siento el aire fresco entre
mis labios, siento su caricia
helada atravesarme el corazón.
Siento la luz triste de la luna
y su reflejo alegre en la piscina.
Las lámparas de bombillas
obsoletas y los LEDs de brillo nuevo.

Cierro los ojos y me encuentro
con un paisaje oscuro.
La tenue iluminación de mil estrellas
pugna por forzar su entrada en
mi mente, pero yo le abro la puerta.
El cedro anciano acompaña
con cariño al ciprés balbuceante,
el nogal llama con gritos callados
a la pícea, que le responde
con el frotar de hojas y el
sentir de raíces profundas y ancianas.

Abro los ojos y la oscuridad se ha
hecho noche. El viento, caricia
y el cielo, extensión infinita
de áspera y verde hierba.
Mis pies se asientan sobre un
tapiz sin fondo de luces vivas.
Mi mundo se invierte y soy
incapaz de notar la diferencia.
La hiedra se erige en imponente
muro de abundancia.
Mis ojos se aclimatan a este mundo
de maravilla, y las maravillas
se me hacen terriblemente familiares.

Sonrío porque sé que, aunque
espectador participo en
mi creación. La pájaros
llevan horas sin piar porque
saben que han entrado en
tierra del sosiego.
Sonrío porque sé que es hermoso
y escaso y mío. Pero mío y regalado.
Sonrío porque veo alzarse a los
pinos como intentando llegar un cielo
demasiado lejano.
Y sonrío porque veo al cielo
extender una mano compasiva
para acariciar a sus hijos.
Espero que nuestro mundo
se a digno. Espero que nuestro
mundo se haga digno.

Si cierras los ojos, la nariz y la boca,
si cierras las manos muy fuerte
y haces de tu mundo concentración,
se oye en la lejanía el susurro
borboteante del arroyo que
me acompaña, sin hacer ruido,
sin pedir nada, sin llamar la atención,
cada día. Cada noche.
Gracias. Gracias por tu silencio y
gracias por tu sonido.

La noche cae sobre mí como mis
pensamientos sobre tí, y sé que es
hora de dejar mi lugar a otro
soñador.
En los extremos de mis labios
esgrimo una sonrisa como escondida.
Sé que debo irme y sé que lo único
que me llevo es una curva oculta
en mi rostro.

Nunca quise nada más.

Gracias, noche.
Mi cuerpo se va, mi  mente se va.
Pero mis palabras permanecen.

Espero que sea suficiente.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Ayuda

No quiero hablar de angustias
pero no me queda más opción.
A veces creo que pienso demasiado
aunque no sé si es posible siquiera.

Me quedan tantas cosas por hacer,
me quedan tantas cosas por sentir,
pero el fracaso siempre me acecha
por detrás, de la mano del miedo.

Sé que tengo que dejar atrás los
"y si" pero se me hace muy difícil.
No sé dar pasos adelante, no sé
perder y no puedo ganar.

Me dicen que mejora con el tiempo
pero de momento no lo ha hecho,
y los meses se me pasan tan rápido,
que cuando me llega el momento
de gritar ya no vale la pena.

Ya no sé qué hacer, qué no hacer.
Necesito ayuda pero no la sé aceptar.
Mi fachada de seguridad y confianza
se está quebrando.
Si no puedo mentir ni a los demás
ni a mí mismo, solo me queda
encarar la verdad:
Estoy perdido. No sé a donde ir
y no se caminar. No soy fuerte.
No soy sabio. No estoy satisfecho.
Miento. A todos. Lo siento.
Me haría promesas pero no las
sé cumplir.
No me encuentro.
No me busco.
Ayuda.



sábado, 2 de septiembre de 2017

Un invierno quemado

No hubiera sospechado, jamás
que de entonces, a ahora
me vería entre muertos colgado,
con la lanza del cobarde
en mi costado,
con el alma tan vacía
y con los labios congelados.

No hubiera creído, jamás
que de antes hasta luego
vería ardiendo los árboles
que cometí el error de plantar.
Que vería al leñador
intentando apagar
con lágrimas, el fuego.

Y acabé por dar fe, al final
de los huesos calcinados
del verdugo y sus víctimas.
Indiferenciados.
Del cadáver inmortal,
junto a la cruz carbonizada,
el invierno quemado,
la llama de vida alzada,
un hombre muerto,
un hombre vivo,
un hombre cansado.




domingo, 27 de agosto de 2017

La lengua de los sollozos

A veces hablas de sentimientos
que no conozco.
A veces lloras por cosas
que no puedo entender.
A veces me miras y sé
que envidias mi ignorancia
de la lengua de las lágrimas.

Lo siento.
Siento no poder corresponder
tu sufrimiento.
Siento no poder desviar
la mirada ante los surcos
que atraviesan tus mejillas.
Siento que tengas que ser
acompañada por un extranjero
como yo.

Al menos,
al menos creo que puedo 
estar a tu lado, ignorante.
No sé detener tus lágrimas,
pero puedo beberlas.
No sé comprender tu boca,
pero puedo besarla.
No sé interpretar tu idioma, 
pero espero 
que lo que no puedo cubrir
en palabras,
sepa calmar en abrazos.

jueves, 24 de agosto de 2017

Tu estrella

Creo
que el momento
en que te das,
de forma verdadera
cuenta
de que eres feliz
es cuando
ves pasar
en el cielo
una estrella fugaz.

Y buscas
y piensas
y cierras los ojos
como entrando
dentro,
y lo único que encuentras,
lo único
que deseas
es que otro
hubiera visto
y deseado
tu estrella.

domingo, 13 de agosto de 2017

Escribir en tu boca

Quiero escribir en tu boca
años de silencio.
Mirarte durante el día
para recordarte de noche.
Hacer saber a la Tierra
que si vale la pena es por ti.

Quiero robar al bosque vivo
su hojarasca,
para tejer con su vida muerta
una corona
digna de tu mirada.

Quiero pedir al suelo
que te sostenga eternamente
como eres.
Que te deje fluir tan libre
como te creo.

Quiero edificar con lágrimas
de alegría una cabaña
transparente,
para que el universo
recuerde lo que es
la belleza.

Quiero arder y renacer
en tus pupilas.
Quiero irme y no volver.
Quiero hacer de tu
milagro
un mundo nuevo
que no acabe.

domingo, 6 de agosto de 2017

Ya soy yo

Hoy vengo cargado de palabras,
de palabras que seguirán intentando
sobrevivir después de que yo
no lo haya hecho.

Traqueteo tambaleante sobre los
neumáticos escocidos de un autobús
lleno de gente y vacío de significado.

Es en estos momentos de laxitud obligada
que me veo forzado a volver a la mente,
a volver a los engranajes girando y a
las metáforas mal hechas pero bonitas.

Tantas, tantas cosas se empeñan en
empañar mi mente de felicidad,
de satisfacción, de estómago lleno
y boca parlante. Me atraviesan, siempre,
cómo haciéndose pasar por momentos
que recordar, por obligaciones que
olvidar.

Pero no puedo. Mis convicciones llevan
demasiado tiempo clavadas en mi carne.
Hace tiempo que perdí mi tabula rasa,
hace tiempo que estoy más arañado
que el sofá de mi casa. Hace tiempo
que soy alguien y hace tiempo que
no me doy cuenta.

Hay personalidades que lo valen toda,
hay gente que no vale nada y hay personas
que no se miden en valor. Soy. Es suficiente.
Por primera vez puedo decir SOY sin temor a equivocarme. Sin temor a tomar en mi
boca las palabras de un muerto y sin
temor a no ser nada más que yo.

Es hoy, mientras el sol se pone, cuando
termino mi camino a la individualidad.
Ya no soy pedazos, ya no soy robado,
ya no soy vosotros.

domingo, 30 de julio de 2017

YO

Quizá es que soy de esos
que pierden el alma en
la felicidad. la mente
en el tiempo libre.
De esos que, en verano.
En pereza. En vacío
se olvidan de ser ellos
mismos.

Quizá se me pasan los días
y yo sigo dando pasos,
sonriendo.
Cantando al mirar atrás
y ver solo lágrimas.
Pero lágrimas cristalinas,
lágrimas que no mueren
y que brillan en las
noches siguientes.

Quizá en mi frenesí de
ocio inmerecido cambio
la mueca por sonrisa
y la persona por nadie.
Hace ya años que me
viene siguiendo la sospecha
de que, feliz, o no soy
yo. O soy un yo tan diluido
que más que autoconsciente
soy homeopatía hecha persona.

jueves, 13 de julio de 2017

Vuestro

Los niños llevan. Llevamos.
Demasiado tiempo atados por
cadenas adultas. No nos gustan
y os lo hacemos saber lo mejor
que podemos. Riendo por no
llorar. Llorando por no
gritar. Gritando por no parecer
demasiado humanos.

Los niños llevan. Llevamos.
Una mochila de responsabilidades
inmerecidas que pesa demasiado.
Llevamos un estuche de madurez
vacío y presente. Llevamos
lápices negros para pintar 
en tonos de gris un mundo
demasiado colorido.
Llevamos bolígrafos que no se
borran. Consecuencias demasiado
permanentes para ser nuestras.
Elecciones demasiado importantes
para ser definitivas.

Los jóvenes llevan. Llevamos.
Vuestra culpa de regalo por 
haber nacido. Vuestra crítica
tatuada por vivir en vuestro
mundo. Vuestro insulto acorazado
esperando a que hagamos algo mal 

Es fácil dar alaridos desde detrás
de muros de dinero. Es fácil ser
un techo de cristal y mirar con
desprecio a los de abajo mientras 
se clavan tu calderilla. 

Nuestro mundo es vuestro. No nos 
habéis dado nada. Las casas son 
vuestras, los coches son vuestros, 
el dinero es vuestro, los empleos 
son vuestros. No intentéis huir de 
vuestras decisiones. Si todo es vuestro,
la responsabilidad también lo es.

Nos robásteis nuestro pasado, 
embargásteis nuestro presente
y ahora esperáis que os demos 
las gracias por darnos hipotecas
de nuestro futuro. Pues no.

Los reyes de los 60 habéis querido
tener todo. Pues tenedlo. Todo.
El dinero, las viviendas,
la culpa, el castigo.
No somos vuestras cabezas de 
turco. Si estáis tan a gusto en 
vuestras silla doradas, 
quedaólas.
Pero no prendáis fuego
a los jóvenes
con las chispas de vuestras
chimeneas.
Después de todo. Y como todo.
Son vuestras.

sábado, 8 de julio de 2017

Mente

Mañana huyo. Salto la valla
a una tierra de oportunidades
perdidas. Huyo y sé que
mirar atrás no es opción
cuando lo que abandonas
es tan oscuro.

Todos tenemos un hogar.
Casi todos. A veces duele
verle desvanecerse, con
tantos recuerdos que,
tememos, se escapen 
también sin un objeto
que los haga presentes.

Las palabras no valen
nada comparadas con
la realidad, y la 
realidad es dura, 
no perdona. Los hogares
huyen y con ellos
el pasado. Caemos
juntos al olvido 
de la mente podrida.
Nos alzamos separados,
libres de nosotros.

Maldita memoria,
maldita mente que, 
vacía y alegre se nos
da, rebosante y empapada
de lágrimas se nos quita.
Maldita mente.
Mente maldita.
Gracias por tu maldición,
no la olvidamos.
Aún.

jueves, 6 de julio de 2017

Rendijas

Hoy es, quizás, la noche
más vacía de la historia.
Con las persianas cerradas,
las paredes blancas
y mi sol artificial a la derecha.
Con los ojos abiertos mirando
fijamente al brillo perezoso
del cuarto creciente.

Hoy es, quizás, la noche
más vacía de mi historia.
Aún así, está demasiado
llena para atreverme a disfrutarla.

jueves, 29 de junio de 2017

Joder

Joder con la lluvia y el sol
turnándose el joderme,
a base de golpe de calor y
mar de gotas.
Los días de playa y baño se
hacen tan largos, siendo cuatro
o cinco.
No me gusta, no nos gusta
arder en la hoguera de arena
como sacrificios a un dios
de vacaciones perfectas.
Perfecta tortura y perfecta
esperanza achicharrada.
Muy hecha, carbonizada.

Ahora estoy colgado boca abajo
en la bandera verde para que
gotee mi sangre a un cubo de
chiringuito desde la herida en
mi cartera.
Me dijeron que el infierno no
existía pero ahora no estoy tan
seguro.
Un año currando y partiéndome
la espalda y otras cosas para acabar
entre paredes de blancas y banderas
más blancas aún.

martes, 20 de junio de 2017

Si ser no fuera forzoso

Hay cada vez más lagunas de olvido y felicidad 
entre las noches que decido recordar cómo era. 
Hay cada vez más espacio entre los suspiros que, 
despacio, 
se arrastran entre semanas de yo sin yo.
Hay cada vez más mañanas que valen​ tanto 
o más 
que mil palabras, 
más mañanas que perder sin remordimientos.

Pero aquí estoy de nuevo, 
cargando con y contra el muro de la indiferencia.
Aquí estoy de nuevo, 
con los ojos claros y tranquilos, 
la mente calma 
y la seguridad de que entre tantos soles nuevos 
y lunas viejas 
encontraré algo que olvidar llorando.

Ahí sigues, 
pero no sé qué hace falta para 
encontrar tu corazón perdido.
No sé cómo decirte que el espejo 
de tu mente está partido, 
que la autoestima no se gana, 
se recibe. 
Que por mucho que intentes tener miedo, 
hay personas que no pueden ser temidas 
por obligación.

miércoles, 7 de junio de 2017

lunes, 29 de mayo de 2017

Yoré

Un año de ojos cerrados
y heridas abiertas, se me
ha pasado volando
aunque intenté cortar sus alas.

Trescientos sesenta y cinco
días de sueño y llanto.
Trescientos sesenta y cinco
noches de derrota.

Tantos y tantos intentos
de dar un paso.
Y tantos y tantos muros
nuevos construidos 
con piedras de los viejos. 

Dos corazones rotos.
El de carne y tripas.
el de agua y azúcar,
tirado en la basura.
El de engranajes y acero
oxidado por la sangre
que caía del primero.

Ha reptado tanto tiempo
entre las cañerías de
mi casa abandonada.
Ha goteado, con dolor
y sin ritmo, tanto lodo
entre las patas de mi cama.

Y es que ahora sé, quizás
demasiado tarde, que hace
falta un espejo roto para
reflejar el mundo tal y 
como es. Absurdo, parcial
afilado. Hace falta un alma
rota para hacerme y hacernos
saber que hay pena en el
fondo de tanto. Que hay 
tanto, que en el fondo,
simplemente no vale
la pena.

lunes, 22 de mayo de 2017

Adiós

Creo que despedirse,
no puede ser tan malo,
si la otra opción es seguir
adelante, solo.
Hablar al vacío ha sido
bonito durante un tiempo,
pero ahora se vuelve contra
mí y no me deja ver.

Tengo cosas que hacer.
Mundos que ver,
pruebas que superar,
gente que conocer.
Y no me ayuda seguir
aquí, no me ayuda
seguir vomitando en este
váter desagradecido.

Tengo cosas que hacer,
ojos que cerrar,
palabras que abandonar.
Aunque duele, ya
no puedo seguir tirando
de este peso muerto.
Volveré, lo sé, porque
a todos nos atrae el
olor a podrido.
Por ahora, de todas formas,
adiós.

viernes, 19 de mayo de 2017

¿Dónde estáis?

Me estoy empezando a rendir,
y tengo miedo.
Las palabras se me alargan
en la boca, y los titubeos
son ahora más defensa propia
que prisa.

A veces cierro los ojos
para no ver más lo mismo.
Las mismas páginas,
los mismos sentimientos
invisibles.

Hablo solo y sigo esperando
contestarme a mí mismo.
Se me escapan las conversaciones
de entre los labios, se deslizan
entre mis manos y desaparecen,
como haciendo recíproca
mi falta de interés. Y lo siento.
Lo siento demasiado.

Me falta música, y todos
lo sabemos. Me falta música
que rellene los miles de huecos
que quedan entre mis gritos.
Que me recuerde para qué
estoy haciendo esto, para qué
saco lo mejor y lo peor. Todo
lo que me queda y para qué
lo tiro con desprecio a donde
nadie lo vea.

Os digo que hablarse a uno mismo
es sano, pero seguir gritando
después de tres meses a un
público invisible no lo puede ser.
No puede serlo. Porque han
pasado muchos días. Muchas
explicaciones y más llantos
secos de papel y tinta, y mi
única respuesta ha sido el
silencio.

Ya he visto clavado en mi carne
el conocimiento de que no
hay persona más sola
que la que, en medio de la
multitud, pregunta
y no recibe respuesta.

La calma es la peor condena
del que implora. Un mundo
inmóvil no salva al que sufre,
un mundo callado no flota en
un mar de dudas.

 ¿Hay alguien?

Hablar al espejo es costumbre
entre los cuerdos. Hablar a la nada
es el último recurso de los
que se ven perdidos.
Pero la nada no contesta.
Y la gente, por lo general,
tampoco.



miércoles, 17 de mayo de 2017

.

Estoy cansado
de que mis muros
me tapen la luz.
Pero se está
tan cómodo,
tan seguro,
tan solo,
dentro.

La luz

Se escapa la luz entre los tejados
y comienza mi parte favorita 
del día. La callada. La honesta.
En la que no te puede engañar
la vista, porque no dependes
de ella.
La parte de lo roto, de los
pedazos. La parte de las verdades
susurradas al oído y las mentiras
que se hacen verdaderas.

Se oculta el sol entre los sueños
y el sueño de cuatro mil millones
de personas. Los pájaros vuelan
bajo y lo único que dicen es
que ya no queda más día que vivir.
Más vida que exprimir
a un intento agotado de ser.
No se ve. pero se siente, se
escucha. Los engaños que obviamos
en ceguera sustituyen a la 
responsabilidad constante de
atender a lo que es.
Sabiendo ya que eso es lo que menos
merece ser atendido.

Muere la luz y empieza el momento
del sentimiento. El chirrido de las 
bisagras y el asalto de la memoria.
Comienzan diez horas de ojos cerrados,
cerrados por ver lo mismo que
abiertos. 

Llega, suave, inesperada, el alba
de las esquirlas. De las baratijas partidas
que valen más destrozadas que íntegras,
como en una especie de retorcida
sinergia inversa. Tan íntegras como el
más sano de los humanos. En menos 
pedazos que la más estable de las mentes.
Con menos preocupaciones que un cadáver.

Quizá por eso nos gustan tanto las botellas
agrietadas que nos vigilan desde el suelo.
Quizá porque valen más rotas, reflejando 
la luz de la noche en su imperfección,
que enteras y llenas y aburridas.
Quizá por eso nos gustan tanto los cristales
rotos, porque nos recuerdan que un espíritu 
quebrado brilla más en sus fracturas
que la luz del astro rey en mediodía.

lunes, 15 de mayo de 2017

Gritando al papel

Hoy está muriendo.
Quedan cincuenta agónicos
minutos de día y cuento
los segundos que restan
para que acabe.

Hoy está tirado en el suelo,
apuñalado por la espalda
con la daga de mañana.
Preguntándose que por qué
ahora. Que por qué, a secas.
Que por qué tiene sus días
fijados en minutos, que
por qué le ejecutamos.
Que por qué no será
quince de mayo de dos mil
diecisiete nunca más.

Y no sabemos contestarle.
No sabemos si callar y
dejar que se aleje en silencio,
avergonzados de matarlo
pero con más miedo de que
los demás vean tristeza en
nuestros rostros. Somos esclavos
de la opinión de los demás,
y la nuestra es dueña de los otros.

Hoy se me ha pasado rápido.
He sido, he trabajado y he vivido
como son, trabajan y viven
las personas, en silencio.
Pero nadie quiere ser persona.
Todos soñamos con mentiras,
con mundos de ilusión en
los que nunca existimos callados.
En los que más que palabra
somos grito de desafío al que
se atreva a privarnos de la fantasía.

Quizá por eso escribo. Quizá
por eso leo y por eso cierro
los ojos y me veo lejos y cerca.
Quizá por eso llevo tanto tiempo
sin soñar, porque gasto mis deseos
en las palabras sobre la pantalla.
Quizá por eso veo mis párpados
negros y mi mente callada en
la oscuridad. Quizá por eso escribo,
porque el hombre es esclavo de sí
mismo, y no hay esclavo más
callado que el recuerdo de palabras
sin pronunciar sobre hojas
de papel y tinta vieja.

sábado, 13 de mayo de 2017

Filos

Me partió el corazón
en tantos pedazos,
que, aunque intenté
barrerlos del suelo,
nunca dejé de clavarme
las esquirlas que quedaron
en mis pies descalzos

por confianza.

martes, 9 de mayo de 2017

Not

That world of yours is not real.
For as much as you've tried to
make it true.
For as much as you've suffered
making it ours, it is not.

Some things are to deeply hidden,
some things wish not to be found,
even if we want them to.
Some things we try to unravel, only
to discover that, maybe, there are
creatures inside of us we can't 
even begin to understand.

sábado, 6 de mayo de 2017

Alberto

Hoy he visto por la calle
a un antiguo amigo,
pero he temido.
He retrocedido como herido
por la posibilidad de hablar
a una persona que llevaba
ya cuatro años olvidada.

Cobarde. Cobarde mundo
aquel que me recuerda dónde
estuve, y cobarde yo por
escapar de las palabras
de quienes me saben pequeño.
Cobarde yo por escribir
mis errores y no enmendarlos.
Por cerrar los ojos y abandonarme
en una oscuridad sin consecuencias.

Y ahora corro,
acelerando el paso ante
la evidencia de que ya no
soy lo que era. Mirando
atrás con la esperanza de
que fuera falso, de que
la lanza de la memoria
hubiera errado de nuevo.
Pero no, no se puede
olvidar si no se quiere,
y yo deseo este castigo
para mí sin duda alguna.

Hoy he visto por la calle
a un fantasma de mi pasado.
Hoy he visto por la calle
al cadáver de mis recuerdos,
y parecía más vivo que yo.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Oro parece

Al principio dudé,
durante mucho tiempo.
No supe
si había diferencia entre
ganar,
y que los demás no supieran
que había perdido.

Me hundí,
y llevo hundido mucho tiempo
en la certeza
de que ganar
es aplazar la derrota
más tiempo
que los demás.

Ahora estoy
corriendo
y aunque sé más
de victorias
y derrotas
que ayer
sigo sin tener
ni idea
de cómo se gana.

Aunque creo
que no vale
la pena
ahondar en palabras
muertas
recuerdo que,
hace mucho,
mis victorias,
no sabían,
a hiel.




domingo, 30 de abril de 2017

Arsénico medicinal

Ahora  vuelvo. De nuevo.
En una cárcel con ruedas,
rodeado de tiempo que gastar.
Canciones viejas por nuevas,
se repiten en tonos forzados.
Los kilómetros se deslizan en
la ventana como culebras derrotadas.
Quizá quieran decir algo,
las miradas que me lanzan,
como desesperados, los otros.

Hablando de lo que no sabemos,
intentando fingir interés,
en los intereses de las bocas,
que no callan.
Hablando, hablando, afinando
mal y aposta. Mal y sin querer.
Haciendo de la intención olvido,
y del recuerdo que nos pueda quedar,
sueño, y sueño sin compartir.

Ahora es tiempo de silencio.
De palabras calladas, de súplicas
inferidas. Ahora se me hace largo
el espacio entre canciones de la radio.
¿Por qué? ¿Por qué acompaña el
ritmo mi tortura? Los cuchillos
hablan, pero no entiendo las heridas
como gritos, por mucho que la sangre
me traduzca los puntos de sutura.

Aunque hablo poco, y no os vea
ya tan a menudo, no olvido.
No abandono a quienes fuisteis
columnas en mis años de piedra.
Solo quedo, solo siento, para variar.
Para cambiar el aburrimiento por
desesperación. Para dar otra vuelta
a la habitación, esperando una idea
salvaje. Para pedir un mundo brillante
a una mente de piedra domesticada,
y volver al camino de baldosas,
de baldosas desteñidas y partidas.


miércoles, 26 de abril de 2017

Imaginad

Imaginad.
Imaginad a un niño que nació,
sufriendo. Nació rodeado
de un dolor que le acompañó
el resto de su vida.

Imaginad crecer en angustia.
Imaginad llorar, no por
capricho, sino por espinas.
Por clavos que han sido
compañeros desde antes
de la consciencia.

Imaginad al joven que ha vivido
en un dolor interminable.
En un dolor que no se va
y que no llega. Imaginad
al hombre que cree su
sufrimiento compartido.
Imaginad al hombre que cree
su condición común a todos,
y a la que no identifica con sufrir.

Imaginad al niño respondiendo
a la pregunta de: ¿Te duele?
Imaginadle diciendo que no,
mientras perforan sus manos
mil agujas incandescentes.
Imaginad la mente acostumbrada
en un mundo de ignorantes.
Imaginad el alma atrapada,
que se cree libre y comprendida.

Imaginad que el dolor se hace vida.
Recordad que mi mente no es
la vuestra. Olvidad que el
mundo es engaño.
Imaginad que, por una vez,
sí somos protagonistas. Por una vez
sí tenemos razón.
Por una vez somos el niño,
somos el dolor, y sufrimos.
Sufrimos sin entender que quizás,
los demás,
sufren también.


domingo, 23 de abril de 2017

Sin

Entre tanta gente rota,
entre tantos yoes diluidos,
es difícil ver grietas
en los ojos que me miran.

jueves, 20 de abril de 2017

Tanta vida

Llevo tanto tiempo caminando,
que mis pies se han hecho acero
y la sangre que he dejado en el camino
queda como seco aviso
de las elecciones que tomé.
Las palabras que he escrito con sudor
en las paredes de mi acantilado
se borraron hace siglos.
Mis mentiras son aire,
como aire fue mi paso
por la vida y como aire
es mi recuerdo y nuestra ausencia.

Duele, Duele el lecho ardiente
del sendero. Duele el mar drenado
que rodea al aire y duelen los
cuerpos vacíos que me miran
sin consciencia y tan conscientes
de mi culpa. Mis espinos, los
clavos de memoria que han crecido
en mi pasado están atrincherados
en el suelo del futuro y no me dejan
escapar, Escapar de mis temores.
Escapar de mis recuerdos.

Tantos pasos se suceden en mi
roto caminar. Tantas lágrimas
benditas caídas en un suelo infértil,
en un suelo que no perdona por
no conocer el perdón. Y sigo andando.

Sigo arrastrándome, erguido. Paso
tras paso. Día tras día. Llanto abortado
tras llanto, abortado. Luces de noche
y ceguera tras años de oscuridad bajo el sol.
Tantos avances. Tantos retrocesos. Tanto
todo. Tanto que decir, tanto que recordar,
Atrás todo: seco, vacío. Todo libre de mí.
Llevo tantos años caminando, tantos años
sin mirar atrás, que mi cuello grita
y se revuelve de dolor cuando echo una
mirada fugaz a las ruinas que quedan detrás
mío. Tantos restos de lo que he sido.

El sufrimiento, como siempre,
devuelve mi mirada al frente.
Al horizonte, a la tormenta de polvo
de mi futuro, heredera del polvo de mi
pasado. Al sendero estrecho que se desenrolla
en mi sonrisa. En mi alegría. Llevo
mucho tiempo caminando, y no
me arrepiento. Llevo mucho tiempo
viendo tanto. Tanto tiempo. Tanta gente.
Tanta vida.


martes, 18 de abril de 2017

He vuelto a casa

He vuelto a casa.
Cuatro palabras. Cuatro esperanzas
que urden un sueño de muchos.
Cuatro tonos arrítmicos en
mi consciencia. Cuatro.

He vuelto a casa.
Tantos. Tantos esperan pronunciar.
Pero yo no. Yo he vuelto, y vuelvo
al día a día. A la noche enajenada.
A las mañanas en las que me
despierta la obligación y no
la impaciencia por vivir.

He vuelto a casa, y no me gusta.
La rutina me hace daño.
Abrir los ojos con intenciones
previas es veneno para el alma.
He vuelto, y a veces preferiría
haber perdido la mirada
y la esperanza en el ir y venir
de las olas, de la noche.

He vuelto a casa y me pregunto,
si no habré dejado mi hogar
en los acantilados, para venir
a una prisión entre paredes de
algodón de acero. Si no habré
tirado mis temores al regreso
en el seto de espino. Si no habré
hecho de corazón, tripas, para
soportar la bilis que me
llena el cuerpo esta mañana.



sábado, 15 de abril de 2017

Locus



Esta Semana Santa me ha enseñado, o quizás recordado, muchas cosas. Me veo ahora, subido en el terrado en una noche tan larga con nada más que el pensamiento. Me veo sentado, viendo pasar la vida delante de mis ojos como si estuviera en mi lecho de muerte. Quizás lo estoy, y resulta que voy a tardar 70 años en agonizar. Ojalá no.

Ahí arriba, rodeado de oscuridad y de Yo, con mayúscula, se hace y se hizo muy difícil escapar de mí mismo. Hasta ahora no se si he sido feliz. No he sido desgraciado, eso es seguro, pero  la vida no se mide en contrarios. Quizás lo que pasa es que echamos de menos el mundo de los héroes y de los genios. Quizás es que estamos tan acostumbrados a ver protagonistas que no se nos ocurre que el de personaje secundario es el papel más cotizado, y más ofrecido.

De noche, con el mar de fondo constante y repetitivo, con esa farola mal colocada a cien metros y con los ruidos del bar de playa de fondo me queda sólo entregarme al sueño o rendirme a la introspección. Queda claro que soy un insomne convencido. Debo decir que no sé hasta qué punto valgo la pena, hasta que punto importa lo que llegue a ser. No sé hasta qué punto y a parte debo seguir hablando de mí y no sé hasta qué punto de fusión mis sentimientos dejarán de ser cristales vacíos. Sí sé, con toda seguridad, que más allá de la fama, el éxito y el yo externo satisfecho, aquí estoy en paz. 

Con el murmullo del mar de fondo, la playa vacía a las doce de la noche, mi selva en el tejado, y la mente tranquila de estar solo entre pocos, creo que podría ser feliz. No sé si feliz en el sentido estricto de la palabra, pero satisfecho se ser yo y de estar ahí. De estar, simplemente.

A veces me pregunto qué valor tiene una sonrisa forzada. El mismo que una relación forzada o una noche forzada, supongo. No sé qué valor tiene porque no le confiero ninguno. Por eso no sonrío  aquí, aunque soy feliz. Por eso no lloro y por eso no rasgan mi semblante muecas de fuera y para fuera.

Estoy aquí, el agua es amarga pero más amargo es el dulzor de la capital. Las noches son buenas y el mar es la paz de la que se me ha privado. La jungla en el tejado es el sereno santuario que en Madrid no puede existir.
Aquí podría perderme y no buscarme. Aquí podría ser feliz. Aquí podría, ser.

Pero debo irme, debo regresar a mis responsabilidades. Esta vez más cerca de volver. Esta vez con un pedazo del paraíso entre mis manos y con un billete de regreso a mis recuerdos. Esta vez.


jueves, 13 de abril de 2017

Azul

Es noche y es brisa, es sueño.
El mar es un plato, y yo como
de él, como han hecho tantos
antes de mí. Resuena.
Resuena su luz invisible en la
oscuridad, resuena su lamento
y su quejido interminable.

Llama a la luna, y responde.
Llama a los cielos y se unen en
un mar celestial inacabado.
Me llama a mí y no sé responder
en su inmensidad. En su diminutez.
Hoy es suave, es tranquilo.
ayer fue fuego y furia helada.
La noche le cubre, su capa es
mi mente y mi mente se diluye
entre sus olas. Entre sus fauces
de amor imposible y necesario.

Le llamo y me llama. Pero.
No hablamos el mismo idioma.
Yo grito números y palabras,
Estructuras lógicas que tan bien
conozco, que tan mal desconozco.
Me responde en su vacío completo
con un viento que es más caricia
que dolor, me responde con un ciclo
de pesares y de espumas que no olvido,
que no entiendo. Me responde con
su esencia y yo le miro fijamente
sin saber si su respuesta es mi pregunta.



lunes, 10 de abril de 2017

Agua dulce

Hoy he visto a un hombre 
intentando vaciar el mundo de algas.
Caña a caña, pez a pez,
repitiendo sus errores
como un salmo y haciéndolos
tan ciertos como la ignorancia
de su arte que enarbolo en mis palabras.

Hoy he visto el sol ponerse 
en la montaña, como temiendo
que le viera demasiado. Poco.
He visto el mar por primera
vez en tanto. Por primera vez
en el tiempo que cuenta.
El sol y el mar tan juntos.
tan separados, tan grandes y
tan pequeños ante mis ojos.

Hoy he visto y he sentido
la nana interminable del océano,
que traga a sus hermanos de
sal y de sangre. Huele a nuevo
y siente a viejo su lamento 
inhumano y cercano a la vez.
Llueve, en horizontal, acercándose
poco a poco a mi yo, a mi roca.
La marea traga y no devuelve,
mis palabras se ahogan en su
proximidad y sé que debo huir, 
porque de vivir aquí y de permanecer
en la serenidad de su recuerdo y su
presencia me perdería, me perdería
feliz de desaparecer entre sus olas.


sábado, 8 de abril de 2017

Mil hermanos

Negro, todo es negro, y no
por culpa de mi vista, de mi rostro.
Vuestro día ha muerto al fin,
asesinado por los de su estirpe,
por sus amigos. Todo es negro 
porque ya no puede ser de otra forma.
Llora sangre oscura el agujero
entre las nubes. Sabe que 
un sacrificio tal no es válido
si el dolor no reclama pieza
en la victoria embadurnada.

Cambiando de tema. Ahora
que habéis cambiado el mundo,
¿os gusta lo que veis?¿Extraéis
satisfacción del sufrimiento de
vuestros opresores?¿De los que,
ahora cadáveres no son 
más que niños? Matasteis por 
no ver que la putrefacción era
vuestra, nos odiasteis por sentir
algo, aunque ese algo fuera
rabia y fuera gangrena del alma.

Ahora, habéis ganado nuestra tierra.
Vuestra tierra endeudada de
muerte y sedienta de la vida que
ya no tiene. Ahí tenéis vuestra
victoria en la guerra entre hermanos,
ahí tenéis la recompensa del
fanático. Disfrutadla. En el olvido 
del cadáver no habrá risa que
perdone en humor vuestra elección.

Entre tantos millones de caídos
ante dioses que son más nuestros
que suyos. Entre los cuerpos ardientes,
vacíos de los que se fueron antes
de llegar. Entre los hijos de la carne, 
los padres de la alegría. Entre la espada
y la mentira me decidí a morir.
Entre mi mente y vuestra bilis acabé
cayendo atravesado. 
Y no me arrepiento.


miércoles, 5 de abril de 2017

¿Qué buscas?

Cinco fallos me vieron nacer
No puedo enumerarlos
Porque no acabaría a tiempo
De ver la obra de teatro
De la noche, del sueño
Cinco errores en mi interior
No los conozco
Quizá sean más de cinco
Pero poco importa, poco significa
Que existan o no existan
Las sombras de mi persona
De mi interior, del caos biológico
Que se hace pasar por reloj
Tic, tac  Tic, tac
No se lo cree nadie
En momentos como este
No hay reloj, no hay orden
Sólo palabras entrelazadas
Intentando llegar a un significado
Que ni siquiera saben si existe
Inconexas, desesperadas
¿No ven que son puro relleno?
Es para hacer tiempo,
Ya vendrá algo mejor
Anda, vete a tomar un café
No te quedes mirando los anuncios
¿Ves lo que te decía?
Ahí sigue el lector, enamorado de la publicidad
Ahí sigues tú, buscando algo que no hay




lunes, 3 de abril de 2017

Anansi no nos recuerda

Aquí estoy, me temo. Y aunque
llevo varios siglos abriendo puertas
a mis demonios y encerrando
mis chillidos en la sala de pensar,
sigo estando y, en fin, sigo temiendo.

Se me hizo el día sin avisar y
no me quedó más opción que 
perder la vista para no sacrificar
en vano el último rayo de sol.
Para no partir las baldosas con
la carga de los ojos y el dolor
que ha hecho presa de mi ventana.

Obligaciones me rodean como
buitres y sé perfectamente que 
de carroñeros llevo viviendo
años de tripa y de carne; y que
de carroñeros voy a vivir hasta
mi muerte. Lo sé perfectamente
y lloro sangre por no gastar
impunemente lágrimas en 
algo tan profano como el mundo.

De nuevo de me parte el
pensamiento en esquirlas de
intentos fallidos y en restos
inconclusos  de esos monstruos
que han robado mi refugio
y han vendido al hombre nuevo
los fragmentos ahora muertos 
de mi mente.

domingo, 2 de abril de 2017

La química del carbono

Hoy siento, creo. Aunque se pierda
en la niebla y en la luz del sol
mi lucha y mi palabra, me niego.
Me niego, simplemente, a dejar
que caiga mi sudor en el mar
de lágrimas ajenas que me rodea.
Me niego a que mis horas muertas
se desvanezcan en las almas vacías
que me ahogan. Si el estudio me
hizo sabio, y la voz me hizo persona,
el hombre mudo y ciego de la
esquina de la vida no tiene nada
que envidiar de sus mejores, sus peores.

Y sigo, y seguimos ladrando como
perros de pensamiento a la química
del carbono por hacernos y a la 
química del odio por terminarnos
tan a medias, tan enteros y mal hechos.
Y seguimos, y sigo implorando con
la navaja en la mano al sueño
americano que se eche a un lado
y nos deje vivir sin esperar, vivir
sin existir para los otros. Y siguen,
y sigo cerrando los ojos para ver
con claridad nuestro viaje y nuestra
caída de los cielos despejados.

Aunque creo que ya he dicho 
veces más que suficientes que el
deseo es aburrido si no hay nadie
que desee lo contrario. Aunque
tengo la garganta seca de tanto
pedir desiertos y recibir junglas
de palabras que tragan todo y dicen 
nada. Aunque ya he rezado suficiente
al nuevo dios de laboratorio y aunque
ya he escuchado vuestros gritos de 
alegría ante la muerte del pasado,
no me olvido y no perdono 
que viváis en alabanza el abandono
de la mente y la persona 
y que sacrifiquéis lo que he soñado 
ante los ojos legañosos de los reyes de Sodoma.




sábado, 1 de abril de 2017

Qué querría

Voy a labrar en oro y plata
tus aciertos, y escribiré en
limón y sueños míos tus fracasos,
para que lo único que los vea
sea el fuego al devorarlos.

Voy a hacer un castillo con
mis silencios, donde vivas
protegida de mí y de mis
esquirlas. Donde cierres
los ojos y no pienses en nada
que no sea tu felicidad.

Voy a lanzar indirectas como
si fueran oportunidades,
esperando no hacerte daño en
el intento. Voy a romper la rueda
que nos dice que seamos
lo que somos. Voy a ser la
diferencia entre nunca y quizás.

Voy a tragar esperanza como quien
bebe alcohol de noche. Como
quien espera desesperarse en la
negrura y la botella. Voy a mirarte
a la cara para decir que nada es
nada. Voy a retroceder, asustado,
ante la garras de la vida que se
clavan como años en el dorso
de mis manos.

Voy a dejar escapar una lágrima
enjaulada para dispararle por la
espalda. Voy a culparte de mis
sentimientos y voy a sentir que
soy injusto al cobrar tus miradas
en corazones rotos. Voy a caer
al suelo oscuro y voy a lanzar al
rostro del destino mis zapatos.
Voy a lanzar mi rabia al viento
por haberme hecho esclavo de mi
mente, y para caminar, yo solo,
sin barrera entre mi cuerpo
y lo que quiero.


jueves, 30 de marzo de 2017

Su palabra era

Me veo a mí, el sabio
En inicio sólo en la montaña
Más tarde con colinas
Que rivalizaban su esplendor
Pero siempre por debajo
Me veo a mí, el inútil
El idiota especializado
En el conocimiento, rodeado
Por montañas más altas
Y por genios más geniales
Y el tonto del sabio ya no lo es
Es apenas un igual
En una cordillera infinita
Se definió por los demás
Y ahora los demás han cambiado
Y ya no queda yo
¿Qué hace ahora,
el supuesto superdotado?
El absurdo dependiente
De los otros
Ya no es nada
Y decide, para hacer gala de su genio
No ser por o de los demás
Se hace él
Le engañaron mucho tiempo
Con palabras de gloria,
No la quiere
Con palabras de amor,
Lo buscará
Pero no es definitorio
Con palabras de odio,
No lo siente
Con palabras de la patria,
No la tiene
Con palabras de amigos
No son necesidad
Con palabras de esfuerzo,
No es su objetivo
Hubo millones de palabras
Pero ninguna era suya
Así que empezó a buscar
La que le pertenecía
Y empezó a estudiar, a amar,
A odiar, a respetar, a celebrar,
A fantasear, sin dejarse definir
Por ello, porque su palabra era otra
Su palabra era un objetivo
Al que se dirigiría siempre, deteniéndose
En el camino a ver las vistas

Su palabra era cambiar la tierra para el hombre

miércoles, 29 de marzo de 2017

De nuevo fácil

Es un mundo fácil.
música fácil. Gente fácil.
Variaciones de la misma
melodía podrida. Repeticiones
del mismo sentimiento muerto.
Un sentimiento fácil. Un cadáver
más fácil aún. Y sus parásitos,
sus bellos y resplandecientes parásitos 
sobre la pista de baile. 
Elevada para no hacer notar la caída 
de sus ocupantes.
Ja ja ja. No me lo creo yo,
menos aún sus habitantes.
No se lo cree nadie y aún así
estamos otra vez aquí.
¿Por qué? La respuesta no me
ha llegado aún, y quizás nunca lo haga 
Volvemos aquí como los fantasmas de los mosquitos 
a la luz que los mató.
Volvemos a ser animales humanos sabiendo el resultado 
y sabiendo el dolor de su veneno. 
Volvemos, y volvemos,
recibiendo la misma respuesta
y, ante todo, olvidándola.
Olvidándola para poder
preguntarla de nuevo. De nuevo fácil.
De nuevo.