Y veo a esos
reyes de la hipocresía,
Esos
cadáveres ambulantes cargando con vivos asesinados
Destinados a
ser olvidados
En cunetas
de oro y sal
Putrefactos
y con más aliento que sus asesinos
Veo los
cuerpos bamboleantes de valientes
Que
eligieron la lucha del hombre muerto
Y pelearon
con las manos abiertas
Sin ocultar
sus palmas de idealistas
Haciendo del
silencio argumento definitivo
Y de los
labios cosidos con aguja de hueso
Evidencia
inapelable de su batalla perdida ahora
Y ganada en
el infinito
Y veo la
guerra entre los que quieren
Y los que
quieren que no quieran
Degradándose
en átomos de odio,
Moléculas de
intolerancia
Los cuerpos
de hombres felices
En tumbas
anónimas y compartidas
Tiemblan al
ver a sus hijos
Matar al
sueño de sus padres
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