viernes, 3 de febrero de 2017

Le dije

Le dije, me abrí a la tempestad
Como un niño a un desconocido
Ignorante del poder que poseía
Y me enseñó a aprender
Y en su furia y en su violencia
Aprendí a enseñar

Le dije, germinó la flor cuando
No le correspondía, y la flor
Sufrió por la elección que tomó
Pero nunca se arrepintió de ella
Porque pasado el dolor, pasado
El frío y la escarcha, quedó
Como la más brillante de todas
Transcurrida su penuria, alcanzó
El esplendor que le prometió su sacrificio

Le dije, no permití que el dolor
Huyera de mi interior, porque soy egoísta
Y lo mío me pertenece
Y crecí con una lasca en mi interior
Que maduraba conmigo, y me lo hacía saber
Con el tiempo los filos materiales se mellan
Y en los de la mente surgen puntas nuevas
Mi lasca acabó siendo cientos
Y cada paso en mi camino
Las hundía más firmemente en mi carne
Me gustaría decir que me libré de ellas
Pero he dado poco más de dos pasos
Y queda mucho que caminar hasta mi destino
Donde quiera que esté

No me preguntes, soy joven
Puedo saber, pero no tengo bases
Para comparar lo que siento
Mis palabras no han sido modeladas
Por los años de experiencia
No busques en mí sabiduría
Te pido que cribes mi existencia
En busca de algo cierto, de algo bello
En busca de tristeza, o alegría
Porque en las palabras de alguien
Que lleva tan poco aquí como yo
Podrás ver patrones nuevos
O inicios de belleza, pero no
Hallarás profundidad en mi discurso
Porque el lago hondo lleva
Recibiendo agua del afluente de la existencia
Más tiempo del que puedes imaginar




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