jueves, 13 de julio de 2017

Vuestro

Los niños llevan. Llevamos.
Demasiado tiempo atados por
cadenas adultas. No nos gustan
y os lo hacemos saber lo mejor
que podemos. Riendo por no
llorar. Llorando por no
gritar. Gritando por no parecer
demasiado humanos.

Los niños llevan. Llevamos.
Una mochila de responsabilidades
inmerecidas que pesa demasiado.
Llevamos un estuche de madurez
vacío y presente. Llevamos
lápices negros para pintar 
en tonos de gris un mundo
demasiado colorido.
Llevamos bolígrafos que no se
borran. Consecuencias demasiado
permanentes para ser nuestras.
Elecciones demasiado importantes
para ser definitivas.

Los jóvenes llevan. Llevamos.
Vuestra culpa de regalo por 
haber nacido. Vuestra crítica
tatuada por vivir en vuestro
mundo. Vuestro insulto acorazado
esperando a que hagamos algo mal 

Es fácil dar alaridos desde detrás
de muros de dinero. Es fácil ser
un techo de cristal y mirar con
desprecio a los de abajo mientras 
se clavan tu calderilla. 

Nuestro mundo es vuestro. No nos 
habéis dado nada. Las casas son 
vuestras, los coches son vuestros, 
el dinero es vuestro, los empleos 
son vuestros. No intentéis huir de 
vuestras decisiones. Si todo es vuestro,
la responsabilidad también lo es.

Nos robásteis nuestro pasado, 
embargásteis nuestro presente
y ahora esperáis que os demos 
las gracias por darnos hipotecas
de nuestro futuro. Pues no.

Los reyes de los 60 habéis querido
tener todo. Pues tenedlo. Todo.
El dinero, las viviendas,
la culpa, el castigo.
No somos vuestras cabezas de 
turco. Si estáis tan a gusto en 
vuestras silla doradas, 
quedaólas.
Pero no prendáis fuego
a los jóvenes
con las chispas de vuestras
chimeneas.
Después de todo. Y como todo.
Son vuestras.

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