domingo, 12 de marzo de 2017

Culpables de inocencia

Son diez, son mil, son millones.
Son más de los que queremos
y de los que necesitamos.
En pos de necesidad,
se aparecen como fantasmas
en pesadillas adultas
que temen por su inacción
¿Qué hicieron para estar,
entre una fracción de animales?
¿Qué hicimos para cargar
la carga de compasión?
Cómo huyen de sus hogares.
Cómo vienen a los nuestros.
Cómo el temor a pocos
amarga las intenciones
buenas de la mayoría,
y en su mayoría buenas.
Cómo, si en minoría,
revierten al animal.
El que habló con la criatura
se reduce a instigador.
Cómo las víctimas lloran
en el mejor de los casos,
y en el peor se entregan
a los brazos naufragados
de miles de madres que ya
pasaron por su martirio.
No acabó con perdón.
Cómo nos miran pidiendo,
a los dioses vengadores
por ayuda y por miradas.
Cómo nos saben mortales
en nuestros tronos de plata.
Y las intenciones de oro
se funden entre las manos.
Y la ayuda prometida
se reduce a exigir gracias.
Cómo la sinrazón
y el odio de animales
humanos, lo que es peor
procede a socavar un sueño.
Y cómo despierta la tierra
paranoide por las promesas
de bestias, que buscando
representar falsamente a su pueblo
dan voz a lo que debemos
erradicar de nuestro mundo.
Sal al suelo donde crecieron,
y abono de paz a la Tierra





No hay comentarios :

Publicar un comentario