domingo, 26 de marzo de 2017

Mañana se hizo ayer

Me piden que lea en el altar
de un muerto que es más vuestro
que mío. En el recuerdo de un dolor
que es más mío que vuestro, y que
robé por anestesiar vuestras heridas.

Me piden que hable de abismos
que no he visto, y que haga llorar
al sufrimiento de sus víctimas.
Me piden que haga de su sangre
letras y de sus letras vacíos que
llenen sus almas llenas de nada.

Me piden, me piden que gimotee
en diferido y que parta con mis
manos los huesos de la memoria,
Me piden que haga reír a los
muertos en vida y que resucite a los
vivos en la muerte. Que devuelva a
los que se fueron y que me lleve a
los que vivieron en la muerte
de su ausencia.

Me piden que haga borrón y
cuenta nueva de lo que no olvidaremos
jamás. Y que cuente a los que quedan
que si existen es por él.
Me piden que recuerde a las
tormentas quién las hacía llevaderas.
Me piden que explique la vida partida
mejor que el cuadro de sus ojos.
Me piden que increpe a las palabras
por razones que ya tenemos
y que no queremos, bajo ningún concepto,
saber.

Me piden, me piden, me piden,
y no sé si la responsabilidad de su
memoria es acicate suficiente para
hablar de lo que fuiste. No sé si
es excusa tu partida para caer llorando
el suelo y expresar con mi tormento
lo que en versos no he podido.
No sé lo que me piden, y aunque siento,
las palabras se atragantan en su tinta
y no hay sonidos para hablar del sufrimiento.




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