viernes, 24 de febrero de 2017

Robarle al hombre la palabra

El ruido me persigue
y el frío me empapa.
La palabras huyen de mi cuerpo
en un flujo ininterrumpido.
El cristal está llorando
porque mis palabras le atraviesan.
El goteo de su agonía
me entristece.
Mis palabras se escapan
y tengo frío.
El ruido no me deja concentrarme.
Pausadas e hipnóticas
son las lágrimas del mundo
que llora al absorber mis sensaciones,
no sé si de pena o alegría
Tu llanto me entristece, mundo mío
pero, ¿podrías devolverme
mis palabras?
Entiendo que tengas frío
y que halles calidez en mi pensamiento
pero me hace falta.
Robar no es nunca un buen ejemplo,
mundo mío.
El frío se ha metido entre mis huesos
y no quiere salir.
Mis ojos se cierran
y el mundo se nubla.
Mis palabras no han vuelto
y el cielo sigue llorando,
esta vez de desesperación.
Una solitaria lágrima
se arrastra por un surco
en la ventana.
No es bella, ni inspira sentimiento,
no tiene mis palabras.
La tierra sigue llorando
y mi mente se oscurece.
Ya dije
que nunca es buena idea
robarle al hombre
la palabra

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